Si piensas que algo no va bien en su desarrollo, no te quedes con la duda. Si con dos años aún no habla, si es muy inquieto e impulsivo, si parece que está en las nubes o en su mundo, si su rendimiento académico no se corresponde con su esfuerzo, o si piensas que es un vago o que todo le da igual, hablemos. Y si ya tiene un diagnóstico y te sientes perdido sobre qué hacer, te facilitaré un mapa de ruta que te orientará en este camino.