Físicamente, desarrolla la fuerza y flexibilidad de huesos y músculos y aumenta el sentido del equilibrio. Intelectualmente, calma la mente y aligera el pensamiento, lo que se traduce en una mayor capacidad de concentración, o lo que es lo mismo, trabajarás (o estudiarás) más, mejor y en menos tiempo. Emocionalmente, contribuye a gestionar las experiencias que nos tocan el alma y el corazón, sean negativas o positivas, ayudándonos a aprender y evolucionar, a sentir sin dramas y liberar tensiones emocionales; un chollo para los espíritus más sensibles.